EL CÁNTARO DEL ANGELITO (1979)
LLUVIAS
EN LA ALDEA
Con piesecitos de gato
sobre la apacible aldea
se pasea la garúa.
Sus zapatitos de felpa
golpean en los tejados
y en ventanas sin abrir.
Sus guantecitos de seda,
En suaves manos gatunas,
van enredando en el aire,
blando ovillo de nostalgias.
Cae la mansa garúa
empapando el caserío
con un run-run que adormila.
EN LA CIUDAD
Llega la lluvia sonora
con taconeo altanero
desflecando la mantilla
líquida de su alegría.
El asfalto gris se pule,
para hacerle de tablado;
las calaminas relucen
para hacerle peinetón.
Baila un solo musical
la lluvia entre bambalinas
rompiendo su pandereta
en monedas de cristal.
EN EL CAMPO
Por huertas y campo abierto
viene a trote el aguacero.
sacude su crin de escarcha
y repica cascabeles
con sus cascos de oropel.
Lo siente la yerba,
y cree:
que es un caballo de enero,
caballo de celofán.
Lo siente la flor,
y cree:
que un ángel de agua ha caído
para llevarla hasta el mar.
Lo siente la fruta,
y cree:
que se desgranan las uvas
por venirla a saludar.
Pasa al trote el aguacero
como en un cantar fugaz.
Campo y huerta se despiertan
bajo un sol que brilla más.
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