ESPECIE DE PRÓLOGO PARA LA NOVELA

Sé de antemano lo que habrán de decir sobre este libro quienes mal o bien me quieren. Vamos por partes.

Publicar es entregarse al lector; sea revistiéndose vanidosamente de los mejores atuendos, sea despojándose de los harapos en que nos deja el caminar para darse en humilde desnudez. Pudiera también que ambas actitudes alternen sucesivamente.

Por su lado, el lector se hace cómplice –aunque sea pasivo- de la obra. Cómplice es decir mucho; juez es decir algo.

El que compra un libro, el que habiéndolo recibido de regalo le hace un sitio en su biblioteca; el que se arriesga a pedirlo prestado y el prestador que se arriesga a perderlo, se complican en diferentes grados con el autor. Habrán –con estos pequeños mecanismos– adquirido el derecho de juzgar. Cada cual a su manera, según su nivel intelectual, su sensibilidad, su punto de vista, la mayor o menor cantidad de asociaciones que puedan aportar para convivir experiencias ajenas, la afinidad al medio en que los hechos imaginarios o reales se suceden, estarán presentes inevitablemente en sus apreciaciones; lejanos telones de fondo, recientes módulos de comparación y, finalmente, el estado presente de subjetividad de cada lector.

No sé hasta qué extremos autor y lector están equiparados en sus armas, pues algo de desafío hay tanto al escribir como al leer un libro. Probablemente aquí, como en los duelos, hay una ciega elección de espadas…

Publicado en el Tomo I de Ensayo, Obra Completa de Yolanda Bedregal. Plural Editrores. La Paz, mayo de 2009. P. 49.

(Nota) Mec. Escritos varios C8-103. Por el texto, asumimos que la autora hace referencia a Bajo el oscuro sol, dado que es la única novela publicada por Yolanda Bedregal. Las otras quedaron inéditas (ver Tomo III de la Obra Completa de Yolanda Bedregal). En tal sentido, este texto sería de 1971, año de publicación de dicha novela.