ALMADÍA (1942)
REBELIÓN
Miraba yo la pampa inmensa soñando con el mar.
Miraba yo la pampa tensa, tan alta, tan serena,
tocando con el cielo su frente de cristal,
un acorde de grises y violetas su manto.
¡Qué altura en la belleza!
¡Qué belleza en la altura!
¡Qué majestad estática en el día altiplánico!
De pronto un niño llora.
Entre la paja brava, con su ponchito viejo
llora un niño. ¿Por qué?
Quién sabe...
El indio aymara lleva el grito en su raza
y su clamor innato
desgarra la serena nobleza del paisaje.
Un niño. Un llanto humano es una herida abierta
que ensangrienta este mundo.
Tiemblan y se estremecen los monolitos míticos
se rompen y entreveran los caminos de paz.
Hay maldad en la tierra.
Arde lo que era hielo.
Las palabras suaves se crispan en los puños
desafiando al relámpago.
Corro sobre la pampa desaforadamente;
me quema el corazón como una brasa.
Hay maldad en la tierra, hay injusticia.
Quizá más lejos halle la bandera que busco.
Quiero la gleba abierta con sus labios de surcos
como un libro de música.
Quiero que se calme este llanto de niño
que es el llanto del mundo.
|