CONVOCATORIAS (1994)
II
¡VEN A MI MESA DIOS!
Arena arrodillada,
te convido
al ropón – mantel – sudario
de mi papel en blanco
donde nazco y agonizo.
Ven, Padre,
principio de mi larga cadena
mi condena a ser hombre
en tu prado amarillo
para volver a ti.
Florí, nimbo pálido,
de tus dedos.
Relente amanecido
resbalé de Tu ojo.
Me posé, tímido lagarto,
en tus rodillas.
****
¡Te amo!
En creciente y eclipse
desde el fulgor perdido
en el tumulto
y la piel que
me aisló de la Unidad.
Luz, hoguera ya ceniza.
Gota, ya seco mar.
Razón rastrera intentando escalar.
Pobre perecedera
y, sin embargo, eterna
¡tan lejos de Ti
en andaduras dispersa!
Iguales Ayer Hoy Mañana
Siempre Nunca ...
****
Desgarro el manto de mi alma,
pedazo de soledad que me entregaste,
a Tus plantas lo tiendo.
Hace millones de años
me creaste en Paraíso ecuménico.
Recuerdo el haber sido.
Me cuidaba un pastor en la neblina.
Ahora sola, asida a las montañas que te glorian,
camino desolada
en esta geología de ciudades,
en el banquete de palabras
con huéspedes extraños.
¡Ven!
Amado del Nombre Secreto
Resucita la estrella muerta en mi pecho
llévala hasta el Círculo perfecto
o al agudo Triángulo;
ellos resuelven la Forma en plenitud.
Abre el grano milenario
que sin Ti no germina
ni hace harina ni pan.
Rompiendo los esquemas
encuéntrame vacía
donde quepa Tu voz.
¡Ven a mi mesa!
Hambrienta
Tu signo
aguardo....
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