CONVOCATORIAS (1994)
XI
VOSOTROS SOIS QUIENES LLAMAIS AHORA
Voces,
ecos del Nombre Eterno
siete veces secreto
siete veces sagrado
Acudo
con pie perdido en las huellas,
con ojo enceguecido en sombra,
con mano descascarada en láminas,
el corazón exangüe,
el esqueleto sumergido en alma.
Vengo desnuda
y no por eso inerme.
Me presento al recuento,
ya no la palma en sien inquisidora;
por la herida misma se abrió el camino.
Oh, temblorosa y humilde luz
que traspasa
el vacío clamoroso.
****
Perdonadme
antes de que me desborde.
Me habéis llamado,
voces
hundidas en mi yo
mínimo y eterno,
único y múltiple
para tomarme cuenta
de un Día.
En un solo carcaj
debo clavar muchos ayeres
flechas de larga cacería.
****
Voz sólida de la Tierra,
demandas lo que hice
de la semilla en vientre máter ...
Voz volandera del Aire
preguntas por la brújula
que imprimiste en mi nuca tañidora.
Voz multífona del Agua,
quieres saber de la bitácora
que azotó la marejada.
Voz de la Luz
inquieres por la fuente
cinco veces bifurcada en los sentidos.
****
Ecos, colocadme otra vez
en el sillón
de cicatrices consoladas
desde donde un día
convocara yo a los ángeles de mi morada.
Ellos esta noche
habrán de sostenerme
con sus débiles plumas.
Fuiste, tú Tierra,
mi morada;
la cuna en que nací,
la caja en que repose;
madera tuya.
De tus humildes plantas y tus bestias
tuve vellón y lienzo.
El Hacedor de todo
me regaló a tu vientre.
Aires, eres tú
inhalación en el primer vagido
exhalación en el postrer suspiro
– entrambos portavoz de los deseos
cotidianos –
Juegas malabarismo
con impalpables átomos,
separas, juntas, transformas
los elementos primordiales.
Es tu cauda vibrátil multigrama para
el trinar en vuelo de pájaros y arcángeles;
alegría en la esquila,
tañer en la campana.
En tu aliento se congela el poema;
Aire, bendito seas.
Agua taumaturga
fuente de vida, alimento terreno
desmanchadora del pecado en el
bautismo.
Rocío o lágrima,
cada gota tuya refleja lo inefable.
Agua poliforme,
remanso o aluvión, sé piadosa conmigo.
Tú, Luz, hermana del espíritu
gemela de los astros:
Cirio en la Tiniebla
de la meditación:
Madrina del ilapso
¡no me abandones!
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