POEMAR (1937)
CANTO AL SOLDADO DESCONOCIDO
Soldado indio, hombre cualquiera, hermano;
Aquí quiero cantarte
con las cruces sin fecha de los caminos;
con la vibración concéntrica del bombo
que en tus borracheras tristes
hincha la noche como un poncho negro.
Yo quisiera decirte
las palabras aymaras
que saben de memoria
los labios sedientos de los surcos
huérfanos de tu mano sembradora;
las sencillas palabras
enredadas en los espinos del cerco;
con el ladrido cálido de tu perro traposo
y el ruido familiar de tus platos de barro.
Con límpidas palabras
como agua de la acequia
y sol recién nacido sobre la pampa.
Así quisiera hablarte
con las voces más íntimas
que tú has dejado, hermano, en cada cosa;
aguayo de colores, abrazo de montañas,
tus paisajes, la consigna de tu ayllu.
Tú no serás el héroe de una estatua
para decirte cantos épicos.
Fuiste el hombre sencillo y enigmático
como la puerta de Tiwanacu:
Hombre del Ande,
pedazo de granito amasado con lágrimas.
Tu vida y tu muerte están clavadas
perennemente
en la raza de bronce y en tu espíritu
crucificado sobre un sol de sangre.
Eras un poncho rojo como una gran khantuta
en la raya del horizonte
y después, en el Chaco,
también khantuta ensangrentada
tu herida manchaba el pajonal
Soldado desconocido, tu eres
hermano de cada hermana, hijo de cada madre;
por eso mis palabras
inquieren conmovidas
la curva más humilde
para curar la herida
que apagó tus anhelos,
que rompió tus caminos,
hermano.
Boca humana no alcanza para clamar por ti
y pedirte perdón.
Voy a decirte mi canto
con el bloque gigante del Ande;
con el viento que escala las zampoñas del cerro;
con la enorme lágrima del Lago;
con los ojos húmedos de las vicuñas y las llamas;
con los ríos de estrellas de la Vía Láctea;
tu ausencia y mi distancia,
los rebozos en luto de las mujeres,
con mi juventud y con tu muerte.
Pero está clavado el corazón sobre la tierra.
En el límite sin límite del horizonte
se hunde tu sombra ensangrentada.
Está rota la voz en mil pedazos;
No es canto, es un sollozo
- beso y lágrima –
sobre la frente
del soldado
desconocido.
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